![image](http://s3-eu-west-1.amazonaws.com/mm.queaprendemoshoy.com/wp-content/uploads/2016/10/image2-300x300.jpeg)
El apropiacionismo suele definirse como la utilización por parte de un artista de elementos tomados de obras ajenas para elaborar una propia. Estos elementos (o incluso una obra completa) pueden tomarse e manera literal o introduciendo modificaciones. Aunque el fenómeno del apropiacionismo es algo antiguo, presente desde hace siglos tanto en el arte como en la literatura y la música, ha sido especialmente a partir del siglo XX, gracias al avance de los medios de reproducción, cuando ha alcanzado gran desarrollo, entrando en conflicto no pocas veces con nuestra concepción de originalidad procedente del Romanticismo. En este pequeño artículo queremos traer como ejemplo la obra de Stephen Mackey, quien suele tomar como punto de partida piezas artísticas del pasado.
Stephen Mackey es un pintor e ilustrador inglés de 48 años, autodidacta, que a pesar de su trayectoria internacional es un completo desconocido en España. Sus obras, generalmente óleos sobre tabla, están llenas de referencias e inspiraciones procedentes de pinturas de los siglos XV (primitivos flamencos), XVI (manierismo) y el Romanticismo del siglo XIX que se mezclan con elementos que las dotan de cierto aire gótico, enigmático y, a veces, terrible. Mujeres solitarias son sus habituales protagonistas, prestando el pintor especial atención a sus ojos, que pueden aparecer cubiertos con un antifaz o en blanco, y sus labios, de un intenso rojo que contrasta con la palidez de su rostro. Un buen ejemplo lo constituye Mute Fool, que recuerda al Retrato de joven del pintor flamenco Petrus Christus.
También son frecuentes las referencias a la escuela francesa de Fontainebleau, en concreto a pinturas del último tercio del siglo XVI como Gabrielle d’Estrées y una de sus hermanas o la Dama en el baño.
Otros elementos habituales son las moscas y arañas situadas sobre el rostro de las jóvenes o los velos, que cubren total o parcialmente sus cabezas. Las moscas no dejan de recordar a aquellas pinturas del barroco en las que, como muestra de la habilidad técnica del artista y a modo de trampantojo, se incluían pequeños insectos en torno a flores y frutas de los bodegones.
Los espejos, tan usados por ejemplo por Delvaux, aparecen como elemento desconcertante, ya que pueden reflejar fielmente una imagen o, por el contrario, devolver un reflejo invertido o completamente diferente. Y es que el surrealismo impregna muchas de las obras de Mackey, recordando en ocasiones sus escenas al ambiente onírico y misterioso de las obras de Remedios Varo, Dorothea Tanning y Leonora Carrington, por citar sólo algunas pintoras surrealistas del XX. Ello también es perceptible en los títulos de sus pinturas, de corte literario, muy sugerentes, y a veces en apariencia sin relación directa con la imagen. Otro grupo importante de obras lo constituyen aquellas protagonizadas por niños y adultos, vestidos a la usanza del XVII, XVIII o XIX, cuyas cabezas corresponde a diferentes animales.
En definitiva, la obra de Stephen Mackey está llena de alusiones, ecos y reinterpretaciones de obras del pasado; a través de ellos ha sabido construir un estilo propio, autorreferencial, sugerente. Un mundo pictórico en el que perderse. Si pincháis aquí podréis acceder a él.
Vía| Stephen Mackey
Imagen| Conjuress, Mute Fool,